martes, 13 de diciembre de 2011

Diana en el puente



En mi caso el puente de la constitución no ha sido un acueducto, trabajé lunes y miércoles. Pero tanto el martes como el jueves me escapé un rato a la Muela aprovechando que no hacía malo.

El martes estaba de oeste, fuerte además, y como no tenía muchas ganas de bailar rocanrol y de luego jugármela en el aterrizaje -ya sabéis como se nota el rotor de la cara oeste los días de mucho viento- pues me dediqué a sacar fotos de los valientes que se atrevían a salir y a darle conversación a Pibe que se vino conmigo, para al final de la tarde darme un mísero vuelo de caída.
Por lo menos no me quedé en el sofá de casa. Algo es algo.

El jueves tampoco es que fuera un día para tirar cohetes. Había quedado con Carlos y Víctor que iban a dar un biplaza a una compañera de este último. Como las condiciones estaban muy suaves, no consiguieron quedarse y me los encontré ya aterrizando cuando pasaba por la campa del canal. Realmente esa fue la tónica del resto de la tarde. Fue como en los viejos tiempos: dos bajan volando y otro en coche para recogerlos. Y así una vez y otra vez y otra... hasta que ya se puso el sol y hubo que irse.

En una de esas, Carlos nos retó a Víctor y a mí a que tratáramos de hacer una diana.  Víctor se quedó un poco corto (como unos 50 metros). Yo casi lo consigo. Sinceramente creo que ha sido la mejor diana que he hecho nunca, hasta me siento orgulloso.

Me lo quedaré de recuerdo hasta que llegue de nuevo un claro para poder salir de nuevo.
 Os dejo un enlace al álbum con algunas de las fotos de estos días.






martes, 6 de diciembre de 2011

3+2+1 edicion primera. Fotos y video

Las fotos:




El vídeo no vale mucho porque solo hemos grabados los despegues:



domingo, 4 de diciembre de 2011

3+2+1 edicion 1ª. Tercer tramo. Conclusión

Villar de Olalla al fondo, y el segundo aterrizaje, en los campos del centro.
La segunda parada nos la tomamos con más tranquilidad. Llevamos tres horas y media de vuelo, y eso se nota si no estás muy acostumbrado como es mi caso. Se come un poco, se bebe un poco, se comenta el vuelo pasado y se vuelve a estudiar el mapa para ver por dónde seguir. Para no complicarnos la vuelta decidimos tomar dirección oeste, hacia Tarancón. Pibe y yo iremos en diagonal hasta encontrarnos con la A40, mientras Sara volverá atrás hasta Cuenca para luego coger esa misma carretera e ir esperándonos. No vamos a cargar mucho combustible. Prevemos que la salida sobre las cuatro de la tarde, y queremos aterrizar sobre las cinco para poder hacer una recogida tranquila.

Una ayudita, please....
Como la vez anterior, ahora tenemos muy poco viento, pero tenemos la mala suerte de que el despegue es cuesta arriba. Hay que ver, que por poca cuesta que sea lo mucho que se nota al despegar. La cosa es que Pibe lo consigue a la primera, aunque después de una buena carrera. A mi, sin embargo, se me queda la vela atrás y tengo que abortar el mío. Para el segundo intento suelto un pelín el trimer para ayudar a la vela a subir mejor, aunque en contrapartida tendré que correr más hasta conseguir que me saque a volar. Sara me ha estado colocando la vela y me arranca también el motor. Esta vez si despego bien, tras un buen carrerón cuesta arriba que hace que termine con la lengua fuera y sudando. Me tocará pasar un rato de frío después.

El vuelo ahora transcurre entre pinares y tierras de labor, y este primer tramo lo vamos a hacer sin seguir ninguna carretera, así que confiamos en que no tengamos ningún contratiempo con los motores. Hasta ahora se han portado bien, El mío ha ido como la seda, El de Pibe tiene algún problema cuando coge altura, así que vamos deduciendo que tiene algún desajuste de carburación, pero por lo demás no ha habido ni sustos ni más problemas.
Ahora llevamos algo de viento de frente, lo que nos retrasa el avance. Para compensar, suelto todo el trimer. Tengo que ir atento porque todavía se mueve de vez  en cuando, pero trato de ir por las zonas de menos contraste térmico y bueno, se supone que según avance la tarde irá a menos. A Pibe le toca ir tirando de acelerador de vez en cuando para no quedarse perdido.

 Cuando nos cruzamos con la autovía Sara acaba de cogerla, pero ella lleva una buena velocidad y nos termina adelantando en un periquete, así que se dedica a ir saliendo cada poco para ir esperándonos.

Sara nos espera en una de las salidas
Al filo de las cinco decidimos buscar un sitio tranquilo para recoger. Sara, que se había adelantado bastante, lleva ya un buen rato esperándonos. Cuando llegamos donde nos espera, la guiamos desde el aire y nos vamos a aterrizar en un campo cerca de una carretera secundaria al lado de la autovía. Esta vez, para no ser menos, también terminamos aterrizando viento en cola,  y a Pibe por aterrizar en el camino se le cae la vela por detras de una alambrada. Menos mal que no es de alambre de púas.

En este último tramo hemos hecho  35 Km en una hora.
Es hora de recoger, cansados y contentos y volver a casa donde nos está esperando una cerveza bien merecida, y una buena cena.

Los datos:
¿recogiendo la colada?

Primer tramo:
La Fuensaviñán - Alcantud.
61 Km
1:30h de vuelo

Segundo tramo:
Alcantud - Cuenca - Villar de Olalla.
80 Km
2 h de vuelo

Tercer tramo:
Villar de Olalla - Horcajada de la torre.
35 Km
1h de vuelo

Total
176 Km
4:30 h de vuelo.


Foto de familia.

3+2+1 edicion 1ª. Segundo tramo.

Tras el despegue de Alcantud.
Son las 12:30 tras haber dado cuenta del almuerzo. Durante el descanso hemos estado consultando los mapas para decidir más o menos el camino, siempre sujeto a las condiciones que nos vayamos encontrando en el aire. A este vuelo es al que más le temo: a esta hora ya hay actividad térmica, aunque a decir verdad, el anticiclón debe estar bastante centrado (no hace mucho viento) y espero que bloquee la actividad a una altura razonable.
Hemos vuelto a repostar para dos horas y media, y estamos listos para irnos. Esta vez tenemos suerte: el despegue es ligeramente cuesta abajo, aunque ahora apenas hay una brisita muy suave para ayudarnos.

En cuanto estamos en el aire nos ponemos en camino. No tenemos que subir demasiado para escapar de los meneos, y además llevamos una velocidad razonable: unos 46Km/h de media. En este primer tramo, los pueblos pasan rápido y pronto llegamos a Priego. Sara, nos alcanza ahí, y le indicamos dónde hay una gasolinera para rellenar los depósitos para el último vuelo. Nos cuenta que nada más despegar se acercó un lugareño de Alcantud y le estuvo contando que el día anterior habían estado en el mismo sitio otro par de paramotores, también con la misma intención que nosotros.

G.P. de Torralba. Pulsa para ver en grande.
Seguimos pasando pueblos hasta Torralba, donde nos encontramos con una sorpresa simpática:
un circuito de F1 donde debe haberse celebrado recientemente el GP de Torralba (ver foto).
A partir de ese punto nos encontramos también con algo esperado y no tan agradable, la actividad térmica debe haber conseguido romper alguna capa de inversión y comienza a zarandearnos. A Pibe parece no molestarle demasiado y sigue volando igual, pero a mi, aunque los meneos no son demasiado violentos, tras  dos horas y pico sin tocar los mandos no me resulta agradable, además, no me apetece marearme. Decido subir para ver si encuentro otra capa de inversión que poner de por medio. Al final la encuentro, pero aunque sigo a la misma velocidad me voy quedando por detrás de Pibe, que se ha quedado más bajo y debe de tener mejor componente norte.

Cuenca, Pibe adelantado.
Sara nos alcanza pronto, justo cuando empezamos a tener a Cuenca a la vista. Llevamos hora y media de este segundo vuelo, y como no tenemos muy claro qué vamos a hacer después, le decimos que se busque un lugar donde pueda mirar los mapas con tranquilidad. Al final decidimos entre todos hacer una pasada rodeando la ciudad y luego coger dirección suroeste buscando algún pueblo más tranquilo y alejado para hacer la segunda parada. Nos decidimos por Villar de Olalla, y me voy adelantando a Pibe, que se queda echando fotos a la ciudad.

Mientras voy cruzando sobre la estación del ave, Pibe que ya ha terminado en Cuenca y anda un poco despistado me va pidiendo indicaciones para seguirme, Sara mientras, también se ha pasado en algún cruce y nos dice que tiene que rehacer el camino. Por lo menos la comunicación es buena, aunque estemos separados unos de otros.

Villar de Olalla, fin del segundo vuelo.
De todas formas no tardamos mucho en reunirnos. Para cuando localizo un buen campo de aterrizaje Sara ya está en la zona y pibe me anda pisando los talones. En el descenso de mi nube donde no se movía un pelo me encuentro un buen rocanrol: es la hora clave, las dos y media y he conseguido volar todo este tramo sin un meneo.

Al igual que la vez anterior, terminamos aterrizando viento en cola, menos mal que no es mucho. También como en la vez anterior, Sara apenas nos da tiempo para recoger un poco cuando ya está allí.

En este tramo hemos hecho 80 Kilómetros en dos horas, y todavía nos queda tarde para hacer otro vuelo...


sábado, 3 de diciembre de 2011

3+2+1 edición 1ª. Primer tramo

6:30 de la madrugada, suena el despertador. Es redundante porque ya llevo como media hora despierto, debe ser la costumbre ¿o serán los nervios? Ya me he asomado un par de veces por la ventana y no hay niebla, pero no he podido ver si será un buen día o no. Hay escarcha, así que al menos ha estado despejado las últimas horas.
Comienzo a ponerme capas de cebolla: está claro que al menos el primer vuelo será frío. Ya habrá tiempo de quitarse ropa según avance el día. Un buen desayuno sólido y energético completa la preparación, y para la hora prevista estamos ya con la furgo en la calle esperando a Pibe.

Entre desplazarnos y buscar un despegue se nos va una algo más de una hora. Hemos encontrado un campo plano en La Fuensaviñán donde alguien ha limpiado un trozo perfecto para el despegue. Incluso llegamos a pensar que hay voladores habituales por la zona, por lo bien preparado que está.
Despegue de Alcantud

Son casi las 9 cuando comenzamos a sacar los trastos de la furgo. Hace bastante frío y hay escarcha, pero sopla un viento suave de sureste en el campo, perfecto para despegar. Se me van quitando los nervios mientras voy siguiendo paso a paso la preparación. Para las 9:30 ya estoy despegando. Ya en el aire veo que no hace tanto frío como pensaba, se ve que en cuanto he atravesado la primera capa de inversión el aire es más cálido. además, vamos hacia el sur, con lo que tenemos el sol de cara todo el rato, y eso ayuda a calentar el cuerpo. Llevamos combustible para dos horas y media aproximadamente.

Pibe despega unos minutos después. Se queja de que su motor se le paró justo antes de despegar y que no termina de ir fino. De todas formas decidimos comenzar nuestro camino ya que en este primer tramo hay abundantes alternativas para aterrizar. Luego nos encontraremos con el valle del Tajo, que esperamos poder cruzar sin contratiempos.
Al principio avanzamos despacio, unos 30 Km/h, pero según vamos cogiendo altura encontramos algo de viento de cola, no mucho, la verdad, pero también es la previsión que tenemos: vientos muy flojos de NE durante todo el día. La verdad es que no prevemos salvar una distancia exagerada en esta primera 3+2+1.

Le vamos cantando a Sara los pueblos por los que pasamos, y como por ahora hay una  buena carretera nos termina adelantando. A nuestra derecha en la lejanía se ve la central de Trillo y la cabecera del embalse de Entrepeñas, que está despejado. En el horizonte sin embargo se ve una masa de niebla que debe pertenecer al embalse de Buendía, pero nos queda muy lejos para saberlo a ciencia cierta.

Pocos aterrizajes  a la vista
Según nos acercamos al Tajo instintivamente vamos cogiendo altura. Vamos dejando atrás los llanos y nos vamos metiendo en terreno boscoso y poco cultivado. Siempre se ve algún sembrado o alguna calvera donde poder aterrizar en caso de necesidad, pero cuanta más altura llevas, más tienes donde escoger.

Una vez pasado el río dudamos un poco, ya que no tenemos muy claro qué carretera  nos conviene seguir, y que le venga mejor a Sara que, por cierto, se ha quedado atrás y apenas tiene cobertura de radio. Nos tiramos un rato dándole vueltas al GPS hasta que decidimos una opción. Sara sigue estando un buen trecho por detrás pero podemos hablar con ella. Le indicamos de nuevo los pueblos que tiene que pasar, y seguimos nuestro camino.

Llevamos hora y cuarto de vuelo, El terreno vuelve a cambiar, se van acabando ya los bosques que rodean al río y aparecen grandes claros sembrados y pueblos más grandes. En el horizonte, delante de nosotros el terreno vuelve a quebrarse un poco, la vejiga se queja amargamente, la energía del desayuno se está acabando. Aunque todavía nos queda combustible, Alcantud nos parece una buena opción para hacer una parada.

Le transmitimos a Sara el lugar de aterrizaje y nos despedimos de ella ya que en cuanto bajemos un poco nos quedaremos sin cobertura. Tras dar algunas vueltas por las cercanias del pueblo nos decidimos por un campo grande que queda cerca de la carretera y aterrizamos.... con un poco de viento en cola aunque sin incidencias. Menos mal que el terreno está suave.

No hemos hecho más que apartar los motores y recoger las velas cuando Sara llama avisando que ya ha llegado al pueblo y preguntando cómo encontrarnos. En dos minutos más, ya está con nosotros. Un 10 a la asistencia.

En este primer tramo hemos hecho 61 Km a una media de 37Km/h en 1:40. No ha estado mal.

Alcantud. Fin del primer tramo.


jueves, 1 de diciembre de 2011

3+2+1 edición 1ª. Primera parte. Preparación


3+2+1. Realmente significa tres pilotos, dos paramotores, y una furgoneta.
Quitando los vuelos de vivac, y los de palomar, se podría decir que es la unidad mínima y cómoda para hacer un vuelo en ruta. La idea es que los tres que vuelan se vayan rotando los motores y la conducción de la furgoneta, así todos hacen todo, vuelan y asisten. De esa forma al final del día cada uno ha volado 2/3, ha asistido 1/3,entre todos se ha completado una ruta y todos quedan satisfechos.

 El caso es que hacía tiempo que echaba de menos las rutas TDI. De hecho este año estuve tentado de volver a animar al personal a ver si preparábamos alguna, pero como últimamente apenas he volado, no me sentía lo suficientemente confiado. Prefería algo menos exigente. Tras darle algunas vueltas, pensé que la unidad mínima era un 3+2+1, mucho más fácil de organizar, más fácil para cuadrar las agendas, y por tanto más diversión con menos esfuerzo, y en caso de que haya que echarse atrás también es más fácil.

Organizar una excursión de vuelo, como siempre, comienza visitando las páginas del tiempo. La previsión para este pasado fin de semana era buena, se nos metía una cuña anticiclónica. Dada la latitud y la altura del año, eso significa que (si no nos pilla la niebla) se puede volar prácticamente todo el día: 8 horas de sol.
En cuanto vi eso, lancé el cebo al grupo de correo, a ver quién se animaba a hacer la ruta. Sólo respondieron tres, Pibe fijo que si, Carlos  tenía biplazas pendientes y al final no pudo cuadrar la agenda, Jose lo tenía dudoso, pero tras consultarlo con la almohada nos dijo que no podía. (lo siento, os lo perdísteis).

El grupo había nacido cojo, nos faltaba una pata para sujetar el taburete, así que eché mano de Sara. Ella no vuela, pero sí le gusta conducir, y no dudó mucho en decir que nos hacía la asistencia. La cosa había pasado de un 3+2+1 a un 1+2+2+1 que bueno, matemáticas aparte, no es lo mismo ni tampoco igual pero valía para hacer el apaño. Había, sin embargo, dos puntos flacos. El primero es que prefiero no volar al mediodía. En otras condiciones, yo hubiera cogido ese turno para la asistencia, pero en este caso no había lugar, no me quedaría más remedio que volar a esa hora y rezar para no marearme........
El segundo punto flaco, era que le estábamos endosando a Sara un marroncete. Porque al fin y al cabo si vuelas, y asistes, sabes a lo que vas, y haces lo uno con gusto, y lo otro, aunque sea agobiante lo haces sabiendo que es imprescindible y que los otros dependen de ti. Pero hacer sólo la asistencia tiene todas las desventajas y ninguna de las satisfacciones. Nuestro agradecimiento, a que Sara se lanzara con tanto entusiasmo (y a lo bien que lo hizo después).

Una vez resueltos los detalles de bulto fuimos a los no menos importantes: comunicaciones, comunicaciones y comunicaciones: a preparar las Radios, cargar baterías, revisar antenas, cargar los móviles, preparar los enganches, comprobar los cascos, etc.
Cuando haces rutas, la comunicación es fundamental. Es cierto que los que están en el aire se pueden comunicar, a falta de radios, aunque sea por gestos con más o menos esfuerzo. Pero es imprescindible conservar la comunicación con el que hace la asistencia. Aunque sea por egoísmo de los que vuelan, el que está en tierra debe saber en cada momento cómo están, por donde van, y dónde está el próximo punto de encuentro. Para el caso, llevaríamos cada uno nuestra radio, baterías de repuesto, y además el móvil a mano por si fuera necesario.

Cargar las cámaras, preparar algo de comida, líquidos, lo podríamos catalogar como menudencias, pero no se puede descuidar ninguna de ellas. Todo eso lo fuimos preparando durante la semana.

El sábado nos juntamos los tres después de una abundante sartenada de migas castellanas, para ultimar los detalles y decidir la ruta. Porque aunque es cierto que aunque queríamos hacer una ruta mas o menos abierta, convenía atar en lo posible todo lo que pudiéramos para facilitar la labor a Sara.
Decidimos alejarnos por la NII en dirección este hasta las cercanías de Torremocha del Campo con la intención de aprovechar en lo posible la componente Norte de los vientos previstos e intentar llegar hasta Cuenca pasando por Priego. No miramos mucho mas allá: Cuenca parecía lo suficientemente lejos para ser un buen destino.

El resto de la tarde, Pibe y yo la pasamos revisando los motores, preparando el combustible y cargando la furgoneta. Sara mientras se estuvo empollando los mapas de carretera, y aunque no me dijo nada, terminó con cara de preocupación. Imagino que cada uno se fue con sus propias inquietudes a la cama. Yo me fui con dos: ¿haría niebla al día siguiente? ¿aguantaría el vuelo del mediodía?

El día siguiente, domingo 27 a las 7:30 comenzaría la aventura.....

martes, 22 de noviembre de 2011

Un homenaje

Tengo la impresión de que todos los que volamos tenemos un sitio de referencia, ya sea porque aprendimos ahí, porque nos queda cerca para volar, o vete a saber, cada uno tendrá sus razones.
Para mí que llevo ya casi 18 años volando, ese lugar es La Muela, y creo que para muchos de los miembros del club es lo mismo.

Cuando no se puede volar en otro sitio, en La Muela, en algún momento del día seguro que se puede.
Si puedes escaparte sólo una tarde o una mañana no te vas a otro sitio para darte un vuelo.
Es cierto que muchas veces sólo te puedes dar un vuelo mísero para quitarte un poco el mono. Otros días sin embargo te regala vuelos épicos, que recuerdas mucho tiempo después.

Este video, hecho por uno de los miembros del club podría ilustrar uno de esos días.



Sirva de reconocimiento, y de merecido homenaje.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Empapado..... y abandonado.

Este es el aspecto que tenía ayer la Muela, cuando terminé de meter las cosas en la furgo. Apacible, ¿verdad?  y abandonado..... me dejaron abandonado..... cobardes...... y todo porque cayeron cuatro gotas.....

La cosa empezó bien. Aunque la tarde estaba gris y fea, había bastante gente en la muela, haciendo cursos o tratando de hacer ladera, pero hacía poco viento y la gente no se aguantaba apenas, así que preparé el motor y haciendo de tripas corazón (el día no invitaba mucho) me fui por ahí.

Tenía pensado tirar para el Oeste, pero en cuanto me alejé un poco de la Muela comenzó a chispear (para que luego diga que no estaba advertido), así que me dí la vuelta para ir en sentido contrario.

Me tiré como una horita dando vueltas por ahí. No se movía un pelo, y como no hacía viento, se iba bien en cualquier dirección.  Pero a la que decidí volverme comenzó a chispear, cada vez más, y más fuerte hasta convertirse en lluvia. Entonces pensé que no debería haberme alejado tanto, pero ya no tenía remedio. La lluvia duró hasta que llegué a la muela.

El último coche se iba según estaba haciendo la aproximación. Recogí mis cosas mientras caían los últimos goterones y metí como pude el parapente y la ropa de vuelo empapada en la furgo sin que me lo pusiera todo perdido de barro.

Ahí se acabó la aventura de la tarde, que de haber durado un cuarto de hora menos, hubiera terminado menos remojada y más concurrida.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Lástima que llega el invierno

El verano al final se ha pasado en un suspiro, y si nos descuidamos un poco también el otoño. Entre "hayques", falta de ganas y otras zarandajas, volar, lo que se dice volar, he volado mas bien poco. Y no es que haya hecho mal tiempo, que hasta hace un par de semanas no nos podíamos quejar. Pero tengo que confesarlo: está visto que cuando hay pocas ganas siempre se encuentran excusas.

No he hecho grandes cosas este año (en realidad nunca), unas cuantas veces por la muela haciendo ladera, y otras tres o cuatro que he salido con el motor. Incluso he conseguido sacar a Pibe de paseo alguna vez, que para eso le dimos un repaso a los motores alguna mañana. 

No me voy a extender mucho más, sólo quería poner un enlace a algunas de las pocas fotos que he hecho este tiempo.

A ver si estas lluvias se llevan algo más que la mugre que vamos dejando, y en cuanto salga el sol salgamos como los caracoles.



viernes, 19 de agosto de 2011

Agosto


Pues si, Agosto. Mes de vacaciones, de cada uno por su lado y de juntarse en la Muela de vez en cuando los que estamos por la zona, con más pena que gloria, por cierto. Aunque a decir verdad, casi nos juntamos más que el resto del año. ¡A ver si cambiamos eso!
Esta entrada va dedicada a Nuria, que la pobre hace ya que no ve unas cuantas fotos nuestras en acción desde hace un montón, y es que claro, como el fotógrafo oficial no va a volar, no se hacen fotos, y así parece que no hacemos nada. Pero nada más lejos de la realidad. Y para ejemplo aqui tenemos un bonito ejemplo de Jose haciendo Campa:

O de cómo las nuevas generaciones se atreven a hacer sus primeros pinitos:


O incluso alguna de mi último vuelo con el motor, como la imagen de cabecera o la que cierra el post.
Que las disfruéis y os animéis, que ahora las tardes son buenas.


viernes, 15 de julio de 2011


Pienso que volar es estar en el sitio adecuado, a la hora adecuada y con la gente adecuada. Pues bien; este año en mis escasos días de vacaciones en Cantabria, he podido acercarme a ese ideal de volar, pero sin estar en el sitio adecuado a la hora adecuada y lo que es peor sin compañía.

Aún así, volé en 4 zonas distintas:

1- Por fin me estrené en la duna de Somo, en la playa donde teníamos la casa y Rubén hace surf. Fue un vuelo de apenas 5 minutos de ladera muy flojo a las 3 de la tarde, pero que me sometió a una buena dosis de adrenalina, ya que el viento era flojo no me podía enganchar a volar desde la arena, así que subí la duna hasta el pinar que la corona y estuve en un pequeño claro entre pinos de 20 metros haciendo campa a la espera de una buena racha, ya que el despegue era inexistente porque delante de mi había arbustos y pino bajo, por lo que necesitaba una buena racha para salir por lo menos en horizontal sin caer un metro y hundirme entre el follaje. Las rachas se sucedían y ninguna me convencía, hasta que después de más de una hora de espera me tiré a la piscina, con el culo “apretao” pasé rozando los pinos… pero me enganché a la dinámica suave de la duna y le di unas pasadas, el viento se fue cruzando y al final un planeo viento en cola por la ladera hasta la entrada a la playa al lado de casa. Ya le tenía ganas… pero es difícil que se enfrente el viento a esta duna.

2- Otra vez solo, no consigo localizar a nadie del club local que pueda volar. Me cojo el coche hasta la playa de Liencres, dónde volamos Jose y yo en octubre pasado. Estaba flojo y cruzado del este. Me puse a hacer campa y esperar que se enfrentara. A la media hora me cansé y recogí para investigar otra zona de vuelo; “el acantilado de la playa de los caballos”. Había mar gruesa y el sitio aunque de unos 50 metros de altura acojona, ya que si la cagas hay poca playa con marea alta y subir el acantilado y llegar hasta donde dejé el coche es un paseito. Observé durante media hora a las gaviotas para asegurarme que me iba a quedar haciendo ladera. Y luego encontré lo que parecía el despegue “oficial” en un pequeño saliente del acantilado que era de forma mas redondeada y evitar los rotores. Despegué un poco acojonado por los ciclos fuertes y me enganche a la ladera, en 2 pasadas el viento empezó a aflojar y a cruzarse de norte!!!! Esto es mala suerte, me veía aterrizando en la pequeña playa… pero una vez más las gaviotas me marcaron un rinconcito dónde aun se podía remontar, logré hacerlo y aterricé arriba justo a tiempo de que se cruzara totalmente.

3- Por lo tanto volví a Liencres que ya estaba enfrentado y “perfecto” de intensidad y me hinche a volar, aunque estando solo, no me fío mucho y en cuanto empezó a ponerse más fuerte aterricé. Seguro que estando con voladores locales hubiera aguantado más, pero mejor dejarlo así.


4- El último día convencí a la familia para que me acompañara a probar suerte en el vuelo de Usgo, un sitio mágico que ya os describí el año pasado, donde remontas desde la arena en una pequeña playa en forma de u, poniéndote en condiciones favorables muy arriba de los acantilados. Estaba lloviendo con unas nubes tormentosas muy feas. Esperamos dentro del coche y en cuanto dejó de llover me entró “elansia” y saque la vela sobre el asfalto mojado. Pude volar con brisa suave pero haciendo ladera en la parte baja a unos 20 metros de altura dentro de la playa, sin poderme enganchar a la ladera grande y remontar. Una racha que no me gustó me hizo aterrizar y menos mal… porque a los 5 minutos el viento se puso de atrás debido a una gran nube de tormenta. Total que otra vez será.




Las fotos son todas de Usgo, ya que a los otros sitios fui solo y sin cámara… la foto de Rubén haciendo surf si que mola!

Buenos vuelos

jueves, 10 de marzo de 2011

Resumen del invierno (y media primavera)


Hace ya demasiados meses que no he publicado nada en este blog. Como disculpas podría decir muchas, pero la verdad es que cuando los ánimos están bajos uno no tiene ganas de hacer prácticamente nada.

Ya sabéis que la enfermedad de mi madre y su posterior fallecimiento me hicieron abandonar mis aficiones durante una temporada. Luego entre un exceso de trabajo y que no ha hecho buen tiempo pues apenas he cogido el trapo, y lo poco que lo he cogido ha sido para darme un vuelillo relajante sin buscar más pretensiones.

En cuanto a lo de actualizar el blog, en realidad tampoco es que sea un arco de iglesia, pero hay que buscar un rato tranquilo para escribir unos párrafos, y seleccionar y editar algunas de las fotos que vamos echando. En definitiva, cada entrada hay que currársela un poco, y pocas veces dispongo de tanto tiempo junto, descontando el hecho de que tampoco me apetece coger el ordenata después de una larga jornada laboral.

En fin, vale de llorar, que luego pasa lo que pasa.

Como noticia principal, quizá comentar el desafortunado accidente de Jose en Cebreros, del que ya se recupera. Desde aquí, y en nombre del resto del grupo te enviamos un abrazo muy fuerte y mucho ánimo para enfrentar las duras sesiones de entrenamiento (¿o era rehabilitación?) a las que te estás sometiendo. Esperamos verte con el traje de volador en cuanto termines con ellas.

Por mi parte no hay nada reseñable durante estos meses, literalmente. Un par de vuelos de palomar que me he dado en paramotor y otros tantos de libre.


Quizá lo más llamativo, que Carlos y yo hicimos un Ida/Vuelta a la Muela, saliendo desde el pueblo.Sólo teníamos mi motor así que Carlos hizo la ida y yo la vuelta.

Carlos fue con viento favorable hasta Humanes, luego al coger altura para llegar a la Muela se encontró con viento de frente y le costó casi 10 minutos terminar los últimos 5 Km.

La vuelta la hice yo, aunque por los pelos. Sufrí un pequeño incidente que por poco me deja en tierra. El caso es que al equiparme me dejé unos sotoguantes encima de la silla y al levantarme con el motor arrancado se cayeron dentro y uno de ellos se metió por el mecanismo de arranque. Nos llevó un buen rato para poder sacarlo, y tuvimos que desmontar la parte superior de la silla para acceder mejor al mecanismo y deshacer el entuerto. Lo bueno fué que ni el arranque ni el guante sufrieron grandes daños.


Una vez sacado, no hubo más problemas, el motor arrancó a la primera y me puse de camino inmediatamente, para que no se hiciera muy tarde. De todas formas tampoco lo recuerdo como un vuelo muy agradable. Debe ser porque estoy desentrenado, pero me pasé todo el rato bailando en la silla, y no terminé de encontrar una capa de viento tranquilo en todo el tramo.

Al final aterricé cerca de la casa de Pibe, que luego pasó por allí para echarnos la foto de familia.

El último vuelo lo hice en la Muela estos días atrás, con todo verde verde, como corresponde a la época, en unas condiciones ideales y una luz perfecta, pero como se me olvidó la cámara (y el GPS, y llevar gasolina, y la radio no iba bien... un desastre) no hay documento gráfico. Eso si, os digo que realmente merece la pena salir con el motor estos días. Los que podáis, no os lo perdáis.