viernes, 15 de julio de 2011


Pienso que volar es estar en el sitio adecuado, a la hora adecuada y con la gente adecuada. Pues bien; este año en mis escasos días de vacaciones en Cantabria, he podido acercarme a ese ideal de volar, pero sin estar en el sitio adecuado a la hora adecuada y lo que es peor sin compañía.

Aún así, volé en 4 zonas distintas:

1- Por fin me estrené en la duna de Somo, en la playa donde teníamos la casa y Rubén hace surf. Fue un vuelo de apenas 5 minutos de ladera muy flojo a las 3 de la tarde, pero que me sometió a una buena dosis de adrenalina, ya que el viento era flojo no me podía enganchar a volar desde la arena, así que subí la duna hasta el pinar que la corona y estuve en un pequeño claro entre pinos de 20 metros haciendo campa a la espera de una buena racha, ya que el despegue era inexistente porque delante de mi había arbustos y pino bajo, por lo que necesitaba una buena racha para salir por lo menos en horizontal sin caer un metro y hundirme entre el follaje. Las rachas se sucedían y ninguna me convencía, hasta que después de más de una hora de espera me tiré a la piscina, con el culo “apretao” pasé rozando los pinos… pero me enganché a la dinámica suave de la duna y le di unas pasadas, el viento se fue cruzando y al final un planeo viento en cola por la ladera hasta la entrada a la playa al lado de casa. Ya le tenía ganas… pero es difícil que se enfrente el viento a esta duna.

2- Otra vez solo, no consigo localizar a nadie del club local que pueda volar. Me cojo el coche hasta la playa de Liencres, dónde volamos Jose y yo en octubre pasado. Estaba flojo y cruzado del este. Me puse a hacer campa y esperar que se enfrentara. A la media hora me cansé y recogí para investigar otra zona de vuelo; “el acantilado de la playa de los caballos”. Había mar gruesa y el sitio aunque de unos 50 metros de altura acojona, ya que si la cagas hay poca playa con marea alta y subir el acantilado y llegar hasta donde dejé el coche es un paseito. Observé durante media hora a las gaviotas para asegurarme que me iba a quedar haciendo ladera. Y luego encontré lo que parecía el despegue “oficial” en un pequeño saliente del acantilado que era de forma mas redondeada y evitar los rotores. Despegué un poco acojonado por los ciclos fuertes y me enganche a la ladera, en 2 pasadas el viento empezó a aflojar y a cruzarse de norte!!!! Esto es mala suerte, me veía aterrizando en la pequeña playa… pero una vez más las gaviotas me marcaron un rinconcito dónde aun se podía remontar, logré hacerlo y aterricé arriba justo a tiempo de que se cruzara totalmente.

3- Por lo tanto volví a Liencres que ya estaba enfrentado y “perfecto” de intensidad y me hinche a volar, aunque estando solo, no me fío mucho y en cuanto empezó a ponerse más fuerte aterricé. Seguro que estando con voladores locales hubiera aguantado más, pero mejor dejarlo así.


4- El último día convencí a la familia para que me acompañara a probar suerte en el vuelo de Usgo, un sitio mágico que ya os describí el año pasado, donde remontas desde la arena en una pequeña playa en forma de u, poniéndote en condiciones favorables muy arriba de los acantilados. Estaba lloviendo con unas nubes tormentosas muy feas. Esperamos dentro del coche y en cuanto dejó de llover me entró “elansia” y saque la vela sobre el asfalto mojado. Pude volar con brisa suave pero haciendo ladera en la parte baja a unos 20 metros de altura dentro de la playa, sin poderme enganchar a la ladera grande y remontar. Una racha que no me gustó me hizo aterrizar y menos mal… porque a los 5 minutos el viento se puso de atrás debido a una gran nube de tormenta. Total que otra vez será.




Las fotos son todas de Usgo, ya que a los otros sitios fui solo y sin cámara… la foto de Rubén haciendo surf si que mola!

Buenos vuelos