Todos los años suele haber unos días además en que las estepas cerealeras de estas tierras se visten de gala y nos dejan unos paisajes espectaculares.
El año pasado me lo perdí, pero hace un par de años pillé un par de esos días (en esta entrada y en esta otra), y este año estaba al tanto para aprovechar si se presentaba la ocasión. Y ciertamente se presentó a finales de mayo.
La tarde no era mala, apenas hacía viento y todavía estaba un poco térmico cuando salí, aunque ya no era tan pronto (sobre las seis) y aún a mitad del recorrido todavía estaba movido en algunas zonas.
Sólo cuando ya tenía la Muela a tiro para aterrizar se quedó más tranquilo y me dejó juguetear en las llanuras del río.
Os dejo con las mejores fotos,