miércoles, 26 de mayo de 2010

Nos la han cambiado y no nos hemos enterado


Después del vuelo del viernes, había que cambiar el escenario para no repetirse, y además hacerlo antes de que cambiaran las condiciones. La inspiración me vino por Antonio Martín (AMR para los amigos) que estuvo preguntando en el foro para volar por los pantanos.

Le dí un toque a Pibe por la mañana, y se vino a mediodía para discutir los detalles. A las 17 cargamos los motores y nos fuimos a buscar algún despegue decente en las playas de las inmediaciones de Sacedón.
Después del invierno que llevamos, el nivel del agua ha subido bastante, y nos costó buscar algo lo suficientemente amplio para no terminar despegando en el lago o encima de la gente que estaba tomando el sol y bañandose. Aún así no pudimos evitar ser "asaltados" por una pandilla de adolescentes con ganas de juerga, de "preguntar" y de fardar delante de las pibas que iban con ellos.
En fin, en cuanto estuvimos preparados nos fuimos al aire.


Nos adentramos un poco más por entrepeñas hasta la urbanización "Las Anclas" y allí nos dimos la vuelta con dirección a Buendía. Hasta entonces todavía estaba un poco inestable y se movía, pero según nos íbamos acercando a Buendía la cosa comenzó a cambiar.

Menuda diferencia. Las condiciones de vuelo realmente ideales, en este pantano casi no había nadie, además el agua ha subido últimamente y se ha ido comiendo los cultivos de las orillas. Cuando vuelas por allí parece que estás en otro país.

Como pasó en el vuelo del día anterior, llegó el momento de dejarse llevar, bajar, subir, ir, venir, explorar...
Me dediqué a seguir a Pibe allá por donde fuera, ya que el es el que llevaba menos autonomía. La pobre cámara no tuvo un descanso, hice unas 600 y pico fotos en total. Es la ventaja de tener un parapente delante que te hace contraste con el paisaje.


Llegando a Buendía nos habíamos quedado sin radio, pero cuando hay buena voluntad la comunicación por señas es suficiente. Cuando llevábamos un buen rato volando hicimos un amago de volver, pero el GPS nos indicó que tardaríamos menos de lo que esperábamos, así que nos volvimos a dar la vuelta para seguir explorando otro ratito más.

Ya un poco al límite decidimos irnos definitivamente, no sin antes dar una última pasada por los sitios que habíamos estado visitando. Pero ya era bastante tarde, y según se ponía el sol salían los mosquitos, una plaga que cuando te atacan parado son molestos, pero cuando te atacan en vuelo parece que te están ametrallando (y menos mal que llevábamos gafas). Lo bueno es que ese problema se acaba en cuanto subes un par de metros.


Llegamos al aterrizaje ya puesto el sol y apenas sin brisa para ayudarnos a aterrizar. Pero más contentos que unas castañuelas.

Os vuelvo a pasar un enlace con las fotos más bonitas. Espero que las disfrutéis.


martes, 25 de mayo de 2010

Guadalajara Verde


Esta primavera está siendo especialmente buena. No sólo nos ha hecho respirar después de un invierno malo como pocos, sino que además está exhuberante. Y para colmo nos ha regalado un fin de semana de lujo para salir a volar con el motor.

Así es que para no desaprovechar la ocasión hice mis deberes prontito el viernes, y por la tarde salí pitando en cuanto pude, con la intención de cargar el motor hasta las trancas de combustible y volar a saco.


Como siempre que salgo a volar sólo, me fuí a la Muela. Allí siempre hay alguien conocido a quien contarle el plan de vuelo por si acaso (crucemos los dedos y sigamos entrenando....).

A las 17:30 ya estaba allí. Preparé con mucha calma y concentración el combustible para dos horas y media de vuelo, reviséión el motor, coloqué la electrónica.... todo listo para las 18:15.

Las condiciones parecían ideales: poco viento (entraba alguna rachita muy suave) y el cielo estaba despejado, pero pensaba que aún era pronto y que encontraría térmicas por el camino, así que decidí esperar a las 19:00 mientras me echaba una siestecita en el coche.

Todo seguía igual después de la siesta, y en 15 minutos estaba en el aire. Nada más salir me dí cuenta de mi error. No había nada de térmica. Como todo está verde no se acumulaba calor a nivel del suelo y con la estabilidad que había no se movía nada de nada. Maldije los 40 minutos de siesta que podía haber estado volando, y tiré para adelante.

La hora y media siguiente no se puede describir con palabras. Es como haber estado volando en otro país, en un sitio desconocido y extraño. Me coloqué la cámara de vídeo en el pié y la de fotos en el regazo y me dejé llevar, unas veces más alto, otras a ras de suelo, entre los árboles, dentro de los barrancos... cualquier sitio era nuevo y diferente, disfrutando de este privilegio que ojalá podamos conservar muchos años.

Cuando me quise dar cuenta, estaba todavía lejos del aterrizaje, casi ni se veía la gasolina que quedaba en el tanque (calculé litro y medio), y el sol estaba muy bajo. Así es que muy a mi pesar, solté trimmers y frenos y me volví en linea recta.

Algún día editaré el vídeo, pero mientras tanto podéis disfrutar lo mejor de las fotos que saqué.


martes, 18 de mayo de 2010

Impresiones de la novata, domigo 16 de mayo

Tras casi cinco meses sin volar, este domingo volví a sentir el viento en la cara. Regresaron esas sensaciones casi olvidadas: la expectación del viaje observando cada nube, cada brizna de hierba moverse; los nervios agarrados al estómago que tan desagradable hacen los momentos previos y que me recuerdan que estoy actuando contra mis instintos naturales, el intento de aplacarlos al preparar y revisar el equipo tranquilamente, recordar a Iceman que no me agobie,… Allí estabamos, Iceman, Yela, Josele y yo, observando lo triste que andaba la manga mientras se cambiaban cordinos y ponían quitavueltas a los frenos. Las condiciones no daban para nada más que los clásicos “pa’ bajo” pero para mi, eso es mas que de sobra.

Me esperaba tener más dudas, andar muy torpe tras tantos meses en dique seco, y pasar el rato sudando haciendo campa, pero tras un par de tirones fallidos, que todo a la primera no va a salir, me ví con la vela encima de la cabeza, sintiéndola, controlándola como mejor sé, y con el borde de La Muela llamándome a gritos todo enterito para mí. Sin pensarlo más, fui hacia él con ganas. La tierra volvió a alejarse de mis pies, el sonido de los cordinos cortando el viento volvió a mis oídos y me sentí libre y feliz como pocas veces. La vista de las cárcavas y el río a mis pies, los ruidos lejos, muy lejos de la paz que reina arriba. Tan emocionada iba que no calculé bien el aterrizaje y me tragué el suelo, llevándome un recuerdo en forma de contusión en la cadera izquierda sin gran importancia. Cuando me puse de pié, temblaba de arriba abajo de la descarga de emociones,… y a repetir.

Las condiciones al volver arriba estaban todavía peor. El viento meteo era norte pero no entraba, el sur no tiraba y la restitución no levantaba. Tras dudar un rato, salí para hacer otro “pa’ bajo” esta vez con un despegue menos limpio y seguida en pocos segundos por Yela, que al menos apretaría los cordinos nuevos con el vuelo. Con las condiciones así, había que asegurar el aterrizaje, así que tras el despegue encaré esa dirección para notar que me empezaba a derivar. Andaba cavilando que sucedía, cuando me enganchó una ascendencia que me hizo soltar algún que otro improperio, menos mal que los del despegue no me oyeron. Eso se empezó a menear y en poco tiempo había recobrado la altura de La Muela. En ese momento si noté la falta de práctica, pensé en girar pero decidí que me iría mejor si mantenía la presión en la vela y aseguraba el aterrizaje… no fuese que me encontrase una descendencia. Más atrás de mi posición ví a Yela intentando agarrarse a la ascendencia, pero como bien dijo una vez Iceman… Dios da pan a quien no tiene dientes, y era yo la que había enganchado lamejor parte del aire caliente que levantaba el viento norte al meterse a nivel del suelo. Así pues en los giros de la aproximación sentía como si me escurriese de lado, como cuando vas esquiando y al girar pisas una placa de hielo, te vas ladera para abajo y el giro se alarga mas de la cuenta. Al final, aterrizamos suavemente los dos casi a la par encarados al norte.


(foto de otro día, de este domingo no hay documento gráfico)

A pesar de que algunos no volaron, fue una tarde tranquila que me transmitió buenas sensaciones. Estas me están acompañando durante toda la semana, gracias en parte a que mis cardenales habituales de los brazos me lo recuerdan cada dos por tres, en parte a la cara de idiota que llevaba el lunes en la oficina y en parte a que no puedo dejar de pensar..¿cuándo el siguiente?