lunes, 8 de noviembre de 2010

Motos antiguas en Brea de Tajo


La convocatoria del año pasado me la perdí por algún viaje que hice, así que este año no quería perdérmela, más aún cuanto que seguramente me costará bastante más salir a volar durante una buena temporada.
Este año había quedado con Rafa en ir temprano para darme un vuelo con él, cosa que nunca había hecho. Convencí a Pibe para que madrugara y nos diéramos un vuelo los tres al amanecer, antes de hacer la ruta en si.


Llegamos los primeros y nos comenzamos a preparar. Al poco llegó Rafa, pero no estaba en condiciones de darse un vuelo (es lo que tiene irse de juerga la noche anterior). Sin embargo estuvo de cháchara con nosotros mientras nos preparábamos.
Yo salí primero. A Pibe sin embargo le falló una vez más el motor en su despegue y tuvo que ponerse a darle un repaso al carburador. Viendo que la cosa se iba a retrasar un poco me fuí a darme una vuelta por el río. Según iba bajando iba haciendo cada vez más frío, pero no era cosa de desaprovechar la ocasión, que no todos los días se va uno a darse una vuelta por el Tajo. Antes de que me diera cuenta ya era hora de volverse para repostar, (calentarse) y volver a salir para la ruta motera.
Por el camino me encontré esta curiosa referencia matemática (la representación de sen(0) y sen(60)) en un campo de barbecho. Lástima que no sea exponente del nivel de cultura del país :-(

Mientras tanto Pibe había conseguido ver el problema del carburador (no es bueno dejarse el starter puesto una vez que ya se ha calentado el motor) y había salido a esperarme. Nos dimos una vueltecilla por ahí, corta, para estar a punto en su momento. Mientras tanto ya había llegado casi todos y los que no estaban volando estaban preparándose. Para no abarrotar más el campo del despegue nos fuimos a aterrizar a la pista y allí nos preparamos.

Habíamos quedado con Rafa en llevar unos botes de Humo para hacer la bandera durante la salida. Como por parte del club estábamos cojos, Rafa nos buscó otro piloto, Javier del club LocosXvolar para llevar el tercer bote. Ya se nos había ido la brisa nocturna y todavía no entraba bien la de la mañana, así que el despegue de la pista resultó un poco más complicado, sobre todo para Pibe, que este dia tuvo la negra, y además de tener tráfico en la pista, luego en el despegue tocó con la pala en la red un tuvo que desistir definitivamente.
No nos quedó más remedio a Javier y a mí que hacer en la salida una media bandera. Después pasé por la pista para dejarle las llaves de la furgo a Pibe. La idea al principio era que yo aterrizaba mientras Pibe seguía a las motos, que a él le mola más el rocanrol, pero le dimos la vuelta al plan, aunque yo no estaba muy convencido del todo porque ya era más de media mañana y comenzaba el movimiento (luego no fué tan fiero como parecía).

Al final terminé saliendo el último de la procesión, y teniendo en cuenta las velas (réflex) que lleva el resto del personal me costó un buen rato alcanzarlos, volando a todo trapo a trimers sueltos y recortando en las curvas.
Eramos bastantes en el aire, llegué a contar hasta 20 parapentes siguiendo a las motos. Además parece que la convocatoria de las motos va prosperando, con cada año que pasa parece que se incrementan el número de motos que acuden, y este año además también iba una procesión de "seat 600" detrás de las motos. Desde el aire, la comitiva se veía tremenda, larguísima.

Cuando ya casi estábamos llegando al aterrizaje alguien dijo de hacer uno de los barrancos que se abrían al otro lado del río. y allá que nos fuimos unos cuantos. Luego ya nos fuimos a aterrizar, eso si, antes nos dimos un par de vueltas por el pueblo para no pasar desapercibidos.

Pibe ya estaba en el aterrizaje antes de que yo llegara, y poco después llegó Rafa con unos bocatas y agua para avituallarse. Después de eso y de charlar un poco con el resto de la peña Pibe y yo nos volvimos a casa.

El resto de pilotos se dividió: unos se fuero directos al despegue de Brea y el resto siguieron la ruta prevista para las motos.

La nota triste del día fué que uno de los pilotos que se quedó rezagado en este despegue tuvo un percance tratando de arrancar su motor y se hizo daño en un dedo de la mano y en la pierna.


A ver si el año que viene contamos con un poco más de participación de nuestro club.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cantabria en Otoño


Salimos el viernes de Madrid; Jose, Taida y mi familia. Todos en mi coche y para ganar espacio, solo nos llevamos un equipo de parapente que compartiríamos.

Como los vuelos que pensábamos dar son de costa, volví a llevar la vieja Valluna Michelin, por si acabábamos rebozados en arena o en el agua…

Por la mañana surf con Rubén en Somo, comida ligera y todos a la playa de Usgo, la previsión de NE se cumplió, pero estaba muy flojo, aún así sacamos el equipo y lo intentamos, primero yo y luego Jose. En ambas ocasiones no conseguimos mantenernos y aterrizamos enseguida. La previsión para el sábado era de más viento y de NO, nos fuimos a la playa de Liencres; preciosa y ¡con un parapente volando! Nos entró el ansia y rápidamente fuimos al despegue, que está situado sobre un acantilado y una playa que cuando sube la marea se queda incomunicada de las otras dos que forman el conjunto de Liencres.

Despegue de hierba de lujo, viento perfecto, charlamos con el volador local, Gustavo, al que pedí el teléfono para que el próximo verano me enseñe los vuelos de Santoña (1.500 metros en vuelo sobre el mar!!!!!)

Primero sale Jose, tantea y se va a recorrer la ladera hasta la siguiente playa, apenas 200 m, ya que por la izquierda no se podía volar el largísimo acantilado, porque estaba muy cruzado de O. Aterriza a los 10 minutos y me deja el equipo, y así nos tiramos una hora y media, solitos en la ladera… luego vino otro volador con más ansias que Jose, y éste se quiso apartar yéndose a la otra playa, pero bajó un poquito el viento y en vez de arriesgarse y rascar, se dio la vuelta y acabó aterrizando en la playa casi incomunicada por la marea… Lástima, pues nos quedaba por lo menos otra hora de vuelo. Pero tampoco estuvo mal, porque según recogía a la familia para ir a buscar a Jose, empezaron a llegar parapentistas, y con el viento tan cruzado solo había 100 metros aprovechables en los que más de 2 no caben en la ladera.

Me encanta Cantabria y los vuelos de costa. Otro día más y mejor.

Crónica de Carlos.