viernes, 6 de junio de 2014

La Muela. Un lugar del que a veces renegamos, pero al que siempre volvemos. Y la causa de ello pueden ser tardes como ésta:
https://www.youtube.com/watch?v=IEd3UaLnFOw&list=UUAJXIAOiUs_cW6723dfK8Ew

jueves, 10 de abril de 2014

Ejercicios de memoria


Aunque hace unos meses durante la visita navideña al hogar hice un biplaza con Carlos, alias Iceman; hace mas de dos años que no vuelo sola. Y lo echo mucho de menos. Donde vivo ahora es logísticamente imposible que pueda volar en libre dado el poco tiempo libre del que dispongo. Así que mis ganas de volar se alimentan de videos por internet, algunos de los cuales son de gente del club; de leer las crónicas que contáis, pero sobretodo de la memoria.  Y es gracias a ella por la que esta semana me ha pasado algo muy curioso.

Últimamente estoy yendo a unas clases al gimnasio de la Universidad donde trabajo, a ver si de una vez por todas me pongo en forma. Recientemente he descubierto una clase que se llama cardio-kick, que es un infierno y que al día siguiente hace que no te puedas levantar de la cama y hasta reír sea doloroso de tantas agujetas como puedes llegar a tener. El caso es que durante la clase no se para y el ritmo es agotador. Al final de la misma, la monitora nos hace tumbarnos en el suelo, yo mas bien me dejo caer; para hacer diez minutos de relajación en los que hasta apaga casi todas las luces de la sala. El objetivo es que hagamos una especie de meditación y desconexión de los problemas del día a día y pone una música que acompaña bastante. La monitora se pone a hablar, soltando un discurso sobre dejar los problemas atrás y demás, pero entre el volumen de la música y que es en inglés yo desconecto. Aún así, alguna vez pillo alguna palabra y el otro día me quedé con “déjate fluir”. Y empecé a darle vueltas al concepto. La conexión con el vuelo libre fue casi instantánea. Empecé a recordar los vuelos, pero mas que los vuelos, las sensaciones. El viento en la cara, el sonido de los cordinos, la sensación cuando despegas los pies del suelo,… y por un momento estuve de nuevo allí, en La Muela; haciendo ladera, sintiendo el vacío bajo mis pies, o el alabeo de la vela al girar,….  Y me emocioné muchísimo. Hoy, me ha vuelto a pasar aunque he ido un poco mas lejos, porque me he dado cuenta de que aunque ahora no puedo, a pesar de mis miedos  y a pesar de lo oxidada que estoy, algún día volveré a volar y esa vez será para no dejarlo nunca mas. Que cierto es lo que dijo Leonardo da Vinci: "Una vez hayas probado el vuelo siempre caminarás por la Tierra con la vista mirando al Cielo, porque ya has estado allí y allí siempre desearás volver."

lunes, 6 de enero de 2014

Estrenando la Nucleon

Al fin llegó la Nucleon. No hay fotos del día que la trajeron, porque los dos primeros vuelos fueron de prueba como quien dice y apenas me equipé más allá de lo necesario. Tampoco considero que la estrenara aquel día, porque fueron un par de vuelos cortos, diseñados y ejecutados para comenzar a ver las reacciones en despegue y aterrizaje.

El estreno de verdad lo hice una semana después en la Muela, con susto incluido.
Me la llevé allí con la intención de hacer unos inflados sin motor, para ver que tal, y aprovechando, darme un vuelete de palomar.

Hacía poco viento aquel día en la Muela. Los inflados que hice me dieron a entender que a esta vela le gusta la velocidad, y que necesita una progresión constante desde que das el primer tirón hasta que sales a volar.  En cuanto a los inflados, tanto con algo de viento como con poco, levanta fácil  y compacta.

Pues bién. Jose y yo nos comenzamos a preparar para darnos una vuelta con el motor. Pero el suyo sonaba raro al arrancar, y de hecho se paró al poco. Tenía pinta de ser de carburación, pero después de aquello (y de cambiar un poco los reglajes) no fuimos capaces de hacer que funcionara más allá del arranque.

Así que me preparé para irme yo solo. El primer despegue fué un desastre. levantó bien, pero me paré a ver el estabilo. Lo suficiente para que la vela me adelantara un poco, se quedara fofa y se me cayera encima. Terminó enganchándose un cordino en la pala.

La mala suerte: el cordino se partió.
La buena suerte: era el cordino de compensación del torque... del lado que no es necesario.

Decidimos (entre Carlos y yo) que se podía volar sin ese cordino, y ni cortos ni perezosos lo quitamos del medio y me dispuse a volver a intentarlo.

Esta vez aprendí la lección. levantar la vela, en cuanto está arriba soltar, frenarla, gas a tope y correr. Y esta vez sin problemas.
En realidad, ya lo pone en las instrucciones, que con esta vela los vuelos son más parecidos a un ala (aerodinámicamente) que a un parapente clásico.  Así que los frenos durante el despegue, con los trimmer calzados, hay que considerarlos como si fueran los flaps: te proporcionan sustentación a baja velocidad. Una vez en vuelo, y a partir de la zona neutra del trim, es mejor dejarlos sujetos a las bandas, y olvidarse de ellos (tiene otro mecanismo para girar)

Me dispuse a darme un paseito por la zona, igual que he hecho muchas veces con mi Epsilon. Pero esta vela es otra cosa. LLegué a Trijueque en un pispas, y tiré dirección Jadraque, pero dándome una vuelta por los valles paralelos a la NII. Como llegué más pronto de lo que me esperaba me fuí dirección  Hiendelaencina. En realidad no llegué porque había unas nubes un tanto feas por la zona y se comenzó a mover (podía haber continuado, pero no me apetecía el rocanrol), así que me volví por Cogolludo. Además ya casi llevaba una hora en el aire, y el frío comenzaba a hacer mella. Eso si, con la epsilon hubiera tardado casi el doble.

Llegué a tiempo para rescatar al resto de Paracinco que se estaban quedando congelados de esperar en la muela. Para finalizar brindamos con champán para celebrar la vela, el cordino roto, el año que se acaba, y que caray, porque nos lo trajo Carlos. Gracias Carlos.

La tarde no es que fuera una gran cosa, no obstante he podido rescatar algunas fotos.