
El sitio de despegue no era de lo mejor, estaba cubierto de hierbajos altos, cuesta arriba (más de lo deseable) y para colmo había un montón de público. Pero me armé de valor, y tras una carrera titánica conseguí despegar.
Por lo demás, el viaje fué de lo más agradable, y relativamente rápido. Solo tardé unos 35 minutos, eso si,rodeado de pinos las 3/4 partes del camino, y con pocos sitios para aterrizar. Menos mal que me fío este motor (todavía).
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A la llegada a la Muela, me estaba esperando la imagen habitual de una tarde sosa y fría de sábado, con parapentes tratando de pillar algo donde aguantarse en la ladera, pero con una bonita luz.
Menos mal que el equipo de recogida estaba esperándome. Volví a esconder el motor en un rinconcito de la furgoneta y para casa.
Visto lo fácil que resultó esa vez es muy posible que lo vuelva a repetir en otras excursiones.

Relato de Antonio el sábado 8/11/2008
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