Pues hacía ya como un mes o más que no sacaba el trapo, y aprovechando que terminé de trabajar pronto le dí un toque a Pibe y nos acercamos por la muela. Vaya cambio que ha dado el paisaje en estas semanas. Ya está todo seco y se acabaron las condiciones suaves. Ahora lo normal es viento fuerte hasta última hora y térmicas de espanto ;)
Cuando llegamos todavía estaba el viento fuertecete, aunque ya eran las siete de la tarde. Pero no tardó mucho en bajar, lo suficiente para tener un ratito de cháchara y otro para prepararse. Serían las siete y media cuando salimos.
Al principio, lo habitual de esa hora, termoladera bastante tocha con burbujitas casuales. En una de las vueltas, me iba acordando de cuando me iba a girar térmicas (hace ya muchos años), de la sensación de perder la referencia del viento en la cara y sentir el tirón hacia arriba. De tener que pilotar la vela para que se mantenga sobre tu cabeza (y ya de paso en la térmica) y de estar atento a todo lo que sientes para poder anticiparte.
Ya llegó el momento en que la térmica se deshizo en burbujas y estaba todo muy revuelto. Me busqué una zona cómoda y me dejé llevar tranquilamente hacia abajo. El otro parapente creo que tomó el camino a Hita, y ya no lo volví a ver. Yo estuve disfrutando la bajada tranquilamente durante unos 8 o 9 minutos. Cerca de la Muela todavía había algo de actividad, pero ya no se subía de la misma forma, bueno, apenas se subía. Además como suele ser habitual, me entró mi típico mareo, y me fuí a aterrizar y a reponerme un poco. Aproveché para echar unas fotos, que ya sabéis que si vuelas y no hay documento gráfico es como si no volaras :D
Luego volví a salir, pero ya era una ladera de restitución, perfecta para relajarse y disfrutarla. Estuvimos allí hasta las nueve más o menos, hasta que la restitución se acabó, rehicimos el petate y nos volvimos, por mi parte cansado y contento.
Que envídia que me dáis, uno no sabe lo que tiene hasta que no lo tiene a mano. Que disfrutéis mucho de las tardes veraniegas.
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