domingo, 7 de junio de 2009

El baúl de los recuerdos (III)


No se puede dedir que este fin de semana haya sido bueno para volar, pero los que lo llevamos en la sangre siempre buscamos algo relacionado para echar un rato cuando la meteo no acompaña.

Hacía ya tiempo que tenía ganas de sacar una antigua ala delta (propiedad de Carlos) que tengo guardada en el garaje. Daros cuenta que he dicho antigua, que no vieja, porque lo cierto es que está impecable a pesar de tener ya 31 añitos cumplidos.
Es toda una pieza de museo que merecería estar expuesta donde pudiera ser admirada: la Phoenix 6C de Delta Wings.

Según parece, por las referencias que he encontrado, que fue una de las primeras evoluciones de las alas de tipo Rogallo, que introdujo elementos innovadores que posteriormente se han ido extendiendo ampliamente. Como ejemplos:

El ángulo del vértice del ala llegaba a los 95º, cuando en las Rogallo no pasaba de los 80º.
La zona de doble tela en el borde de ataque, que aunque aún poco evolucionado comenzaba a crear un perfil aerodinámico.
También parece que fueron de las primeras que introdujeron el concepto de costillas, (5 en cada lado) para dar rigidez al perfil por la zona exterior y aumentar así el área de sustentación.
Otro concepto introducido en estas alas es un listón que subía la parte externa de la punta de las alas, introduciendo así un elemento autoestable (reflex) que impedía que el ala pudiera picarse demasiado.



A pesar de todas estas mejoras, aún sería necesaria mucha evolución hasta llegar a las alas modernas, pero no por ello hay que menospreciarla. El parapente por aquellos entonces no había sido aún descubierto....

La cosa es que Pibe se pasó por casa, y después de tomar tranquilamente café, pensamos que había que hacer algo para bajar el kilo y pico de entrañas a la barbacoa que nos habíamos zampado cada uno en la comida.



Cargar el ala en la furgo no fué demasiado problema, aunque los 5,6 m. de larga no son moco de pavo. Peor fué buscar un sitio cerca del pueblo donde pudiéramos montarla y corretearla un poco. Menos mal que en Azuqueca no faltan sitios así, porque no me aptececía salir a la carretera con semejante carga saliendo más de un metro por cada extremo.

Montarla no nos resultó demasiado fácil, pero con un poco de paciencia e ingenio, al final todo termino encajando en su sitio.
Lo mejor fué sacarla a "volar" como una cometa, aunque echamos de menos haber llevado un arnés para podernos colgar de ella. Hasta Miguel se animó a corretearla cuesta abajo.
Y lo peor, el peso del cacharro. Mientras bajas no de das cuenta. En cuanto sustentaba un poco, era como un peso pluma (o menos), pero para subirla por la cuesta parecía que la hubieran hecho de plomo (¿o sería la "jartá" de carne?).


En fin, para que podáis compartir este momento con nosotros, he preparado este álbum, y si queréis indagar más acerca del "aparato", podéis seguir este enlace, o este o este otro que he encontrado por ahí.

Creo que con esto acabamos con las antiguedades que tenemos guardadas en este club, aunque imagino que volveremos sobre ello según se nos vayan haciendo viejos nuestros cacharros actuales.



.....Tiempo al tiempo.....





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